miércoles, 13 de febrero de 2008

El violín de Auschwitz.


¿Quién no ha sentido alguna vez curiosidad por un violín? Stradivari, Guarneri del Gesú... Nombres que excitan nuestra curiosidad de melómanos. Esas formas estilizadas, esas maderas artísticamente veteadas, esos barnices de alquímia y ese sonido sin parangón empujan decididamente nuestra imaginación hacia historias del pasado, hayan ocurrido o no. María Angeles Anglada juega a este juego en esta novela.
Imaginen un joven luthier judío en un campo de concentración. Se hace pasar por carpintero pensando que así tiene más posibilidades de sobrevivir. No obstante, su solidaridad con un reputado violinista polaco también preso le llevará a revelar su verdadero oficio, lo que le conducirá a construir un violín que suene como un Stradivarius. Es lo que le ordena que haga el comandante del campo, un psicópata egocéntrico amante de la música clásica. Lo que no puede imaginar el luthier es la naturaleza de la apuesta que el comandante ha hecho con el médico del campo, un carnicero todavía peor que su superior, respecto del resultado final de este curioso encargo.
En efecto, se trata de una historia que ya nos imaginábamos en cuanto hemos leído el título. No obstante, ¿por qué no leerla? A base de crudezas y sensibilidades, llega al corazón de todo melómano y los ojos, aún con todas las prevenciones que hemos querido tomar, se humedecen sólo de pensar que ese luthier podría haber sido nuestro abuelo o incluso nuestro padre.Lo tienen en Ediciones Destino.
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