viernes, 18 de enero de 2008

SE RECOMIENDA UNA MÚSICA CONSTANTE.


Estoy en el tren de vuelta a casa y abro el libro que me acabo de comprar en esa librería a la que voy de vez en cuando. El autor es Vikram Seth y el título “Una música constante”. Me sumerjo en la lectura y así conozco a Michael, un violinista que toca en un cuarteto llamado Maggiore como segundo violín. Se trata de un ser tormentado por algo que ocurrió en el pasado, en Viena, cuando estudiaba violín con un reputado y exigente maestro que creía que su alumno podía hacer carrera como solista y cuando estaba con Julia, una culta estudiante de piano. Su violín es un Tononi y es un préstamo de la Sra. Formby, una vecina muy especial.
Veo que hay música por todas partes y sé que la historia despierta vivamente mi curiosidad. Así que sigo. Enseguida me veo en la necesidad de escuchar el trío para piano op. 1 nº 3 de Beethoven y descubro que existe una adaptación para quinteto. Siguen Haydn y Schubert. Schubert, el Schu bueno. Una “trucha” en el Musikverein de Viena. Entremedio descubro cómo afectan los sentimientos y las emociones en la ejecución de la música. Me doy cuenta de que un cuarteto es como una especie de matrimonio donde no debería haber secretos, de que para tocar o escuchar música hay que aislarse de la realidad presente, de que sin tener sosiego en nuestra alma no es posible conectar con esa música. No obstante, la música es, a su vez, uno de los instrumentos más eficaces que tenemos para aislarnos de la realidad. La cabeza sigue sus evoluciones y el corazón es quién dicta si nos gusta o no. La racionalidad contra la irracionalidad.
Sigo leyendo y el protagonista me sigue contando cosas acerca de la música. ¿Es conveniente que el primer violín y el segundo de un cuarteto alternen el primer violín? ¿Cómo se puede hacer que una viola pueda tocar notas más bajas? ¿Por qué un violín puede hacer ruidos extraños si ha viajado en muy poco tiempo a lugares con temperaturas y humedades muy diferentes? ¿Cuál es la sabiduría de un luthier? ¿Los que se dedican a la música antigua son un mundo aparte? ¿Un cuarteto de Mozart está basado en el arte de la fuga de Bach? ¿Cuánto puede valer un violín y cómo adquirir uno? ¿Hay tantos violinistas en Londres? ¿Cómo trabaja un representante de músicos? ¿Y los críticos? ¿Y las discográficas? ¿Quién impone los repertorios? ¿Cuál es el método de trabajo de un cuarteto? ¿Cómo se prepara una grabación? ¿Y si perdiéramos el oído? ¿Les gusta la música a los músicos? Esto empieza a parecerse a Foroclásico. Por momentos no puedo evitar pensar en cierta forista llamada jaqueline que toca el violoncelo en un conjunto de cámara o en el darrer blau que lo tocó hace tiempo, antes de que el mar y la aventura lo llamaran y llenaran, o en pocholo y MujerOrquesta que son violinistas profesionales. Me da la impresión de que puedo cambiar algunos nombres a los personajes sin alterar casi nada.
Decididamente en esta apasionante historia ocurren cosas similares a las que ocurren en Foroclásico. La insensibilidad. La violencia. Michael quería a Julia, pero se fue sin decir nada porque sus estudios de violín le exigían demasiado y él quería libertad. Meses después la busca y ella no quiere saber de él. Años después, cuando su vida es como una especie de sombra que recuerda el sol que una vez conoció, Michael reencuentra a Julia. Pero Julia ya ha tomado un camino que no tiene vuelta atrás y Michael, que dice que la sigue queriendo, no deja de crearle más y más incomodidades. Puede más su egoísmo. Ante todo está lo que él quiere, antes que lo que necesita aquella a quién él quiere. Hace daño de forma pertinaz. Y luego tiene experiencias místicas escuchando la música y su belleza. Es sensible y a la vez insensible, qué contradicción. Entonces, ¿qué es la música? ¿Es belleza estética? ¿Es medicina para las agresiones que nos inflige la vida? ¿Es alimento para nuestra alma?
Al final llegamos a Bach. El arte de la fuga. Una música constante. Curiosamente, como melómano también me estoy dejando a Bach para el final.
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3 comentarios:

isgettingbetter dijo...

Seré muy breve. Soy lector voraz y he empezado a leerla por tercera vez. Es la única novela contemporánea que he releído y tal vez no sea excelente, que no soy crítico y no lo sé decir, pero consigue que el lector se imbrique en ella y se convierta en un personaje más.

Anónimo dijo...

Al igual que Juan Manuel, esta es la tercera vez que leo esta magnífica novela. Como pianista que soy puedo decir que es una de las mejores novelas sobre música que he leído, no sólo por lo cautivador de su argumento, sino por la excelente documentación del autor.

Marina dijo...

Yo, como pianista, y disfrutando de la novela, aseguro que es imposible interpretar música sin escuchar el instrumento. No hay imaginación que valga porque la música es sonido y el caso de Beethoven no se puede comparar. El intérprete no puede suplir con imaginación la acústica particular de una sala,las infinitas gradaciones del sonido en las particularidades del teclado y del Piano, que quedan ajenas a su control.